Propuesta de Valor de una Empresa: Cómo definirla con 3 preguntas
Mucho se habla y se ha hablado acerca de la propuesta de valor de una empresa, de cómo hacerla única y de la importancia que representa para la compañía.
En este Post vamos a darte no sólo el significado de propuesta de valor, sino también vamos a hacer que te plantees tres de las principales preguntas que te ayudarán a dar con esa propuesta de valor única que andabas buscando para tu Empresa
Qué es la Propuesta de Valor de una Empresa
Una Propuesta de Valor Única (o Unique Selling Proposition USP) es la herramienta estratégica que te diferenciará de la competencia, permitiéndote conectar con tu cliente.
Por lo tanto la Propuesta de Valor Diferencial o Única es la clave de éxito de un negocio porque canaliza aquello que ofrecemos al mercado en forma de beneficio para nuestro cliente, haciéndole ver porqué nos ha de comprar a nosotros y no a nuestros competidores.
A la hora de definirla debemos tener en cuenta dos factores fundamentales: ¿Quién es nuestro cliente objetivo? y ¿Cuál es nuestro producto / servicio?
Parecen preguntas sencillas, pero en muchos casos debemos profundizar más allá de los aspectos tangibles.
3 Preguntas Imprescindibles para dar con nuestra Propuesta de Valor Única
A través de estas 3 preguntas, cargadas de sentido común, podrás encontrar las pistas para poder definir la Propuesta de Valor de una Empresa cualquiera.
¿Quién es nuestro cliente?
El primer paso es poder definir el perfil de nuestro cliente objetivo.
Nuestro cliente es el pilar sobre el que debe asentarse nuestra propuesta de valor: saber quién es nuestro cliente para saber qué es lo que busca y por tanto, poder ofrecerle un producto/ servicio acorde a su necesidad es algo que debemos plantearnos desde el minuto uno.
En este punto, los perfiles sociodemográficos (sexo, edad, zona geográfica, tipo de empleo, etc.) quedan desfasados y aunque nos aportan información adicional de nuestro cliente, lo realmente relevante son sus motivaciones, sus necesidades y sus preocupaciones, y el contexto en el que los situemos.
Caracteriza a tu cliente, conoce qué es lo que busca, cuáles son sus motivaciones y sus preocupaciones.
¿Qué ofrecemos al mercado que nos hace únicos?
Identidad versus posicionamiento. Aquí entra en juego el saber hacer de nuestra compañía.
En ocasiones aquello que nos diferencia viene dado por las características intrínsecas del propio producto, en otras por aspectos complementarios como la rapidez del servicio, la atención personalizada o el reconocimiento de marca, o a veces simplemente por el precio que ofrecemos.
Es por ello que en este punto adquiere importancia capital el posicionamiento de marca, es decir, el puesto que ocupamos en la mente del consumidor y que no va a depender únicamente de nosotros sino del lugar que ocupamos respecto a la competencia, es decir, de lo que hagamos mejor que ellos, de cómo lo transmitamos, y de cómo lo perciba el cliente.
Trabajar en la comunicación para trasladar nuestra identidad (quiénes somos y qué hacemos) ayudará a que la imagen percibida se oriente hacia nuestros atributos diferenciadores y mejore nuestro posicionamiento.
Elige qué atributos quieres impulsar en base a aquello que mejor sabes hacer y diseña una estrategia de comunicación para que tu cliente lo conozca.
¿Cuál es la palanca que hace que el cliente te escoja a ti y no a tu competencia?
Pon en marcha un reenfoque estratégico y aporta valor a tu cliente.
El encaje se da cuando nuestra propuesta de valor se ajusta perfectamente a la necesidad del cliente.
Para ello, la necesidad que cubre tu producto o servicio debe estar alineada con la solución que busca el cliente.
Además de la satisfacción que le aportamos al cliente, conseguimos consumidores fidelizados que encuentran en nuestro producto/ servicio una respuesta focalizada en sus motivaciones.
Conclusiones
Tu propuesta de valor única te permitirá diferenciarte de la competencia y conectar con tu cliente.
En Altair|Soluciones Reales desarrollamos proyectos de mejora de la posición competitiva, ayudando a las empresas a conseguir un reenfoque estratégico hacia el cliente. Nuestra metodología, siempre enfocada a resultados, se divide en cuatro fases:
- Caracterización de la cartera de clientes.
- Análisis y rediseño de la propuesta de valor. Orientación al cliente y al mercado.
- Definición y ejecución de planes de acción con el objetivo de mejorar el grado de relación con clientes, potenciar la imagen corporativa y conseguir un mayor reconocimiento en el mercado.
- Seguimiento y control: establecimiento de indicadores de seguimiento para asegurarnos que se cumplen nuestros objetivos.
Proyectos que, sin duda, te ayudarán a conocer mejor a tu cliente y te darán una visión estratégica con la que competir en el mercado.
Esperemos que este Post haya resultado de tu interés.
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